martes, 19 de octubre de 2010

La Zarabanda (DesEnCantos de Posguerra)



Apretujada la gente, en la galería del pueblo

una marimba divulga alegrías y pesares

marejada de sombreros, olor a trago y tabaco

pies descalzos que apelmazan el compás de algún corrido

mientras un lazo señala el pago de los centavos

Revienta el son su repique, bolo con bolo en el centro

una mujer se arrincona con un muchacho matrero (bis)

un cantante descarrila una larga melodía

mientras la gente rebota contra la alfombra de tierra

una trompeta embarranca las notas del Nahualeño



Zarabanda de mi pueblo, parcela del colorido

deja que me emborrache con tu guaro clandestino

con tu marimba sonora, con tu aullido de sangre

Tras el sucio de rústica estantería

los deliciosos octavos que diligente revende

el tacaño de don Chus, tras el sucio mostrador

Rosca que se retuerce, tapón que rueda destruido

garganta que se estremece por la pólvora del trago

salivazo despedido, hecho bolita en el polvo

Nuevo coraje en las venas, río de sangre caliente

-bailamos comadre Juana, mire que su marido

ya ni siquiera puede de lo bolote que está-

Remolino de dos cuerpos, cariño de contrabando

-compadre, por traicionero lo voy a partir en dos-

Bella luz de los machetes cuadriculando la noche.



Deja que también rebote en tu galera de palma

que haga relajo y me exalte hasta que me rompa el alma

para cuartear la mañana, con mi machete de escarcha.



La marimba multiplica su corazón trovador

-separen a esos dos, ya viene la policía...

¡¡Llévense a esos relajeros derechito hasta el cuchumbo!!

Aquí no ha paso nada, repite con voz  chillona el cantante Nicolás

¡¡Tóquense la engañadora!!

el cantante Nicolás, toca el son de tecomate

La Paula jala a Venancio, borracho por tradición

Miguel y la Lupe bailan más pegados que un copal

la familia Pérez tiene una bomba colosal

La noche se va doblando bajo su carga de sueño

la ronda lleva arrastrando dos borrachos por la calle

las palomas se acurrucan bajo el techo de la iglesia



Quiero viajar de tu mano, a las seis de la mañana

a la prisión de los siglos de la que nunca se sale

caitazo sonoro y grande del ritmo de Guatemala

Zarabanda de mi pueblo, yo seguiré tus pasos

y me atare con los lazos de tu gran felicidad

ese son que no se acaba, el son de la eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario